Arrepentido de dejar a Cuba se lanzó al mar intentando regresar
Activistas del CID en una ceremonia para recordar los asesinados del remolcador 13 de Marzo. A la izquierda el reverendo Ricardo Medina oficiando el acto y a la derecha Juan Carlos (círculo) Él siempre se ofrecía para buscar la flores y llevarla a lugar del encuentro
Por Ricardo Medina Salabarría*
Juan Carlos Peña Naranjo fue un hombre sencillo, humilde, honrado y trabajador. Era un incansable luchador por las libertades y derechos de los cubanos. Citaba con frecuencia la frase martiana “Mi Patria no espera por mí”. El viernes 18 de octubre se arrepintió de dejar a Cuba y se lanzó al mar tratando de regresar a nado a la playa donde todavía estaban sus compañeros del CID que habían ido a despedirlo. Unas horas después moría en un policlínico donde no se le atendió.
Mi amigo y compañero Juan Carlos era Testigos de Jehová y desde su infancia padeció junto con su familia los desmanes del régimen. El encarcelamiento de su padre a tan temprana edad marcó su vida y le traumatizó. Por su credo fue vejado en las escuelas y terminada la secundaria a pesar de su excelente índice académico no pudo estudiar porque se estrenaba en Cuba el slogan: “Las Universidades son para los revolucionarios”.
Por su credo se le negó en repetidas ocasiones el derecho a trabajar y por esto se vio obligado a incursionar en la fabricación ilegal de calzado en lo que se destacó por la calidad de su productos. En repetidas veces la policía política allanó la vivienda donde tenía un humilde taller y le confiscó herramientas y materiales.
Desde su fundación Juan Carlos militó en el Movimiento Cristiano Liberación (MCL) liderado por el Premio Sájarov Oswaldo Payá Sardiñas. Juan Carlos se incorporó al MCL a tiempo completo, sirviéndole a Payá como mensajero y hombre de confianza. Entre sus tareas Juan Carlos y Carlos Romualdo Purniel Ramos llevaban la correspondencia del MCL a las sedes diplomáticas.
Juan Carlos presentó la solicitud de legalización del Proyecto Varela al Ministerio de Justicia específicamente al departamento del Registro de Asociaciones, ubicado en la calle O y 21 del Vedado capitalino; él fue un eslabón importante y trabajo incansablemente en la recogida y verificación de firmas del Proyecto Varela.
Luego Juan Carlos se incorporó a los trabajos del Club Lawton de Derechos Humanos dirigido por el Dr. Oscar Elias Biscet y participaba en los equipos de formación de la Escuela Cívica que impartía Biscet en la Finca “El Valle” propiedad de Marcel Valenzuela, en el municipio Arroyo Naranjo. Trabajó conmigo y con mi esposa Katia en las tareas preparatorias de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil y en el foro de la Asamblea, celebrada en Rio Cristal los días 20 y 21 de Mayo de 2005.
Fue miembro fundador del Partido Republicano de Cuba (PRC) y se desempeñó como delegado municipal en 10 de Octubre. Posteriormente fue fundador del Partido Cuba Independiente y Democrática (CID) donde llego a ser Vice Delegado Provincial en Ciudad Habana. Fue promotor y divulgador del semanario La Nueva República del CID en las calles de la capital junto a un grupo de compatriotas.
Juan Carlos era víctima del acoso y vigilancia permanente de los oficiales de la seguridad del estado que se identificaban como Joel y Ronald, quienes le hacían ademanes de atropellos con las motos que conducían. En estas circunstancias Juan Carlos Peña Naranjo comenzó a presentar cuadros de convulsiones esporádicas.
Según consta en los archivos de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y de Reconciliación Nacional (CCDHRN) Juan Carlos fue víctima de múltiples y brutales arrestos, maltratos físicos y detenciones arbitrarias, actos de intimidación e interrogatorios. Había recibido reiteradas amenazas de muerte por la policía política. El último caso confirmado por el Observador de la CCDHRN Juan del Pilar Goberna Hernández el 17 de Octubre pasado. Juan Carlos me informó por teléfono de esta amenaza.
Ante la seriedad de su situación Juan Carlos decidió huir de Cuba en la noche del viernes 18 de octubre. Sus hermanos de lucha del CID lo fueron a despedir y se sorprendieron al ver que cuando la embarcación se alejaba Juan Carlos se lanzó al mar tratando de regresar a tierra.
Ante el desesperado esfuerzo sus compañeros que lo observaban desde la orilla se lanzaron al mar a socorrerlo. Lo sacaron del agua, lo reanimaron y Juan Manuel Lara Vidal en un carro lo trasladó hasta el policlínico de la playa Guanabo, del municipio Habana del Este. Allí lo pusieron en una camilla donde murió sin ser atendido por ningún médico.
Sus compañeros del CID y testigos de la tragedia, Jorge Luis García, Juan Manuel Lara Vidal, Rafael Viera Dávila y Yosvany Guzmán Viera fueron detenidos y trasladados al cuartel general de la seguridad del estado Villa Marista, donde fueron intimidados y se les trató de inculpar por la evitable muerte de Juan Carlos Peña Naranjo. Juan Carlos fue otra víctima más de la represión de la dictadura y perdió su vida por negligencia del Sistema de Salud en Cuba.
*El Obispo Medina es representante para Latinoamérica de la Comunión de Iglesias Evangélicas Episcopal (CEEC) y miembro del Comité Ejecutivo Nacional del CID.
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