En la comunidad de La Nilda, Río Seco, a 16 kilómetros de la carretera a San Juan y Martínez en Pinar del Río, viven todavía 14 familias que fueron reagrupadas en los albergues a consecuencia de los ciclones Lili en 1996 y el Isidore en 2002. Este lugar fue anteriormente una unidad militar del Ejercito Juvenil del Trabajo y en el año 1994 pasó a un Batallón de Fuerza de Trabajo hasta que en 1995 se convirtió en un almacén. En el año 2002 con el paso de los mencionados ciclones se convirtió en el albergue permanente de 30 familias damnificadas residentes de Santa Damián, Forteza y Río Seco, familias de muy bajos ingresos que no contaban con medios propios para reconstruir sus hogares.
Sandra Haces mustra un baño sin techo y sin nada
Al mes de estar albergadas, se presentaron en el lugar el otrora Vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros Carlos Laje Dávila, acompañado de la ex primera Secretaria del Partido en la provincia María del Carmen Concepción y otros funcionarios del Gobierno y el Partido Comunista. Delante de los vecinos Laje manifestó: “me comprometo a que muy pronto tendrán sus casas”. Todos muy ilusionados esperaban una respuesta inmediata para solucionar la penosa situación en la que se encontraban, muchos habían perdido su hogar y sus pertenencias. Al principio las organizaciones de masas entregaban comida y eran visitados diariamente por un médico de familia. El Delegado en función en aquellos momentos, Sergio Carrelegua, los visitaba con frecuencia y en las asambleas manifestaba que lo prometido sería cumplido, que tenían que tener paciencia y esperar. Apenas transcurrido unos meses, desaparecieron las atenciones y las promesas hechas.
Después de todo este teatro, anualmente llegaba una comisión del gobierno y no resolvía nada, los delegados y dirigentes de turno visitaban el lugar y hacían las mismas promesas. Transcurrido unos años comenzaron a deteriorarse los techos de las improvisadas viviendas y la solución que dio Sergio Carrelegua fue mandar a quitar los techos de los baños para ponerlos en los techos de las viviendas afectadas, quedando los baños sin techos.
Después de 14 años quedan 16 familias sobreviviendo a las inclemencias del tiempo, dificultades, insatisfacciones, escases, frio, sin condiciones higiénico sanitarias, sin agua potable, rodeados de insectos y roedores. Muchos de ellos enfermos de cáncer, hay un joven de 27 años está en fase terminal, una señora con un seno amputado y dos impedidos físicos; ocho han muerto en esperando que se resolvieran sus problemas. Las familias que han sufrido 15 años de abandono y engaño por parte del gobierno y continúan viviendo en condiciones precarias.
No es justo que los que ostentan el poder y dicen ser los representantes del pueblo vivan en enormes y lujosas y enormes cuando un gran número de familias cubanas viven en casas semi destruidas y en condiciones verdaderamente deplorables.