REFLEXIONES SOBRE LA VISITA DE BENEDICTO XVI A CUBA
Por Francisco Condis y Troyano
Profesor Honorario de Economía
Universidad de Lovaina
Delegado del CID para Europa del Este
La visita de Benedicto XVI no fue un triunfo para la dictadura sin llegar a ser un éxito para la oposición. Sin embargo, hay que reconocer que si la Iglesia consigue después de este viaje, aumentar SU propio espacio de libertad (religiosa), quiere decir que se ha dado un paso más hacia la libertad “de los derechos fundamentales”, como dijo el Papa.
Ese espacio creado se irá ampliando necesariamente, quiera o no el cardenal Ortega. Por qué?
Simplemente porque los feligreses irán creando grupos de interés (estudiantes católicos, damas de la caridad, etc.), es decir, se irán” contando” unos a otros y aglutinando socialmente frente al Poder del Estado. De ahora en adelante ellos podrán ampararse en esas declaraciones de Benedicto XVI sobre la creación de una “ una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada… sin que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales”.
Durante la dictadura de Batista la “Acción Católica” fue un fermento de oposición y dio muchos mártires a la traicionada revolución. Siendo yo parte de esos grupos creados en las iglesias, recuerdo perfectamente como de la reflexión de una sociedad verdaderamente cristiana surgió la idea de una sociedad libre y democrática.
En lo que respecta la libertad “económica” (sin libertad política como declaró el vocero del Gobierno) sabemos por experiencia que es un mito. Los “pseudo -marxistas” de Cuba (que aparentemente han leído “El Capital” al revés…) no se han enterado todavía que el gran Marx dejó establecido científicamente que la “Infraestructura “(económica y social) DETERMINA (en el más profundo sentido científico de ese concepto) la “superestructura “ideológica, es decir el sistema político y moral de la sociedad.Yo comparto en gran parte ese “axioma” de su teoría sobre los sistemas sociales en la historia.
Este fue el gran fallo de la perestroika que quiso reformar la economía sin tocar lo político y desembocó en la implosión del sistema soviético. Los chinos están viviendo el mismo problema, aunque la velocidad del crecimiento económico de ese país (y la complicidad por parte de los países desarrollados que mantienen una demanda creciente de productos chinos) frenan las exigencias políticas internas. Es decir, la reserva de mano de obra barata que tiene ese país, le permite un aumento casi constante de productividad del trabajo (y del beneficio de los nuevos ricos) sin tener que aumentar los salarios.
Cuba no puede esperar tener la misma trayectoria que los chinos porque la dimensión de su mercado laboral interno no le permite absorber casi indefinidamente una fuerza de trabajo indigente (barata) para mantener una competitividad internacional.
O sea que a medida que la economía se irá abriendo al sector privado y éste aumente su productividad, la fuerza laboral (el “proletariado”…) exigirá mas y mas, lo cual disminuirá el beneficio del sector (ya se ven esos indicios en el sector turístico donde se han levantado peticiones de aumento salarial). Esta contradicción dialéctica hará emerger nuevas exigencias de libertad (política y social). Por otra parte, la dicotomía de dos monedas y dos economías (privada y socialista) para establecer un equilibrio social, ha fracasado dondequiera que se ha intentado construir esa aberración social.
En Polonia el Partido intentó salvar el sistema (en los años 80) permitiendo que el pueblo pudiera abastecerse en el mercado negro de unos dólares que luego el Estado absorbía en las tiendas creadas para mantener ese doble sistema paralelo. Se sabe como termino el sistema…
Esta lectura “marxista” de la historia de los cambios sistémicos en la sociedad humana, está también a la base de las “deslocalizaciones” en los países capitalistas, donde la mano de obra se ha encarecido frente a un mercado internacional abierto y mundializado. Es también parte de la “inconclusa” teoría marxista del imperialismo (como la Sinfonía de Schubert…).
Inconclusa porque Marx se dio cuenta que su bella teoría de la Revolución Mundial suponía que la clase obrera de los países ricos se haría solidaria de los obreros de los países pobres. Pero como Gunnar Myrdal demostró en su teoría del desarrollo económico, los obreros de los países ricos son solidarios más bien de los clientes de sus productos, es decir la burguesía de los países pobres (que consumen Mercedes, perfumes Chanel y buen vino francés…).Incluida la nueva burguesía china…
La economía y la política (como demostró Karl Marx…) no son dos dimensiones paralelas de la sociedad sino las dos facetas de una misma actividad humana. O esta actividad (la libertad) se frena en ambas dimensiones (y volvemos al capitalismo estatal) o ambas se liberan mas tarde o más temprano. Quieran o no Raúl castro y Jaime Ortega…