Tres hombres y un ideal: un político, un científico y un dirigente revolucionario

Tres hombres y un ideal: un político, un científico y un dirigente revolucionario

 Por Marta Menor*
 
El pasado 10 de Mayo en la facultad de Derecho de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) se honraron póstumamente dos hombres mientras un tercero escuchaba con ojos llenos de recuerdos. Tres hombres cuyos nombres tendrán un lugar en la historia de la nueva Cuba: Rafael Díaz Balart, Dr. Domingo Gómez Gimeránez y el Comandante Huber Matos.

En esa ocasión se hizo la presentación del libro “Cuba: Intra-Historia.  Una Lucha sin Tregua” por Rafael Díaz-Balart.  Memorias de un político cubano, abogado que fue senador y subsecretario de Gobernación en la Cuba previa a la Revolución. Sus palabras ante el Congreso Cubano ante la inminente amnistía  de Fidel Castro se convertirían en profecía:

“Creo que esta amnistía, tan imprudentemente aprobada, traerá días, muchos días de luto, de dolor, de sangre y de miseria al pueblo cubano, aunque ese propio pueblo no lo vea así en estos momentos”.

El Dr. Domingo Gómez Gimeránez era un cubano nacido en Guaracabuya, analfabeto hasta los 14 años cuando entra en el Ejército, se gradúa con honores de Doctor en Medicina al cumplir 23 años y uno más tarde, de doctor  en Matemáticas. Francia lo condecoró con la Legión de Honor por su trabajo en los hospitales públicos parisiense y devolvió esta condecoración unos meses después cuando se enteró que le habían otorgado la misma distinción a Batista. Amigo de Albert Einstein publica  bajo la ocupación alemana el libro, de más de mil páginas, Hemodinámica y Angiocinética, donde explica las bases de la circulación de la sangre y técnicas para la evaluación de las arterias. 
 

 Sita Gomez

Invitado por el presidente Carlos Prio, Gómez Gimeránez regresa a Cuba para dirigir el nuevo Instituto Nacional Cardiológico en La Habana, pero, en 1959, Fidel Castro se apodera del poder en la isla. Gómez Gimeránez es arrestado brevemente partiendo al exilio donde acepta la  proposición de ser candidato a presidente provisional de Cuba, una vez alcanzado el triunfo libertario.  Sus palabras de entonces son aun vigentes en el día de hoy: 

“Hay una gran misión para todos los amantes de Cuba.  Luchar sin descanso, sin tibiezas, sin pequeñeces contra el comunismo en Cuba.  Todo lo demás es paisaje y enanismo".
 

Con ojos llenos de recuerdos, sentado en la audiencia, escuchaba el Comandante Huber Matos las palabras de homenaje a sus dos amigos.  Maestro de escuela en Manzanillo antes de la revolución, reunió hombres y recursos para la lucha armada en la Sierra Maestra  llegando al rango de comandante dentro del Ejercito Rebelde.  Sin embargo, diez meses después de la llegada de Fidel al poder, le envía una carta de renuncia y una advertencia:

"sólo concibo el triunfo de la Revolución contando con un pueblo unido, dispuesto a soportar los mayores sacrificios... porque vienen mil dificultades económicas y políticas... y ese pueblo unido y combativo no se logra ni se sostiene si no es a base de un programa que satisfaga parejamente sus intereses y sentimientos, y de una dirigencia que capte la problemática cubana en su justa dimensión y no como cuestión de tendencia ni lucha de grupos".

Tres hombres y un ideal: un político, un científico y un dirigente revolucionario.  Tres hombres que a su forma y manera, recibiendo halagos y criticas, exiliados y apátridas, víctimas de un régimen opresor, trabajaron por un mismo ideal: una mejor Cuba para los cubanos.

Como lo definió Monseñor Agustín Román: Una vida es siempre bella, pero es  mucho más hermosa cuando se ama un ideal. 

* Presidenta de Cultivamos Una Rosa Blanca

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