Crescencio Marino Rivero usted fue cómplice en el asesinato de mi tío en Cuba
“Hasta febrero de 1996 fui jefe (director) del Dpto. Jurídico del MININT que tenía como función supervisar y controlar el actuar jurídico de los jefes y funcionarios del sistema penitenciario de la provincia de Villa Clara, nunca fui jefe de prisión alguna”. (Carta del Excoronel Crescencio Marino al Nuevo Herald)
Crescencio Marino, en sus declaraciones desde Miami usted dice que no fue jefe de ninguna prisión, sino que hasta febrero de 1996 tenía la función de supervisar y controlar a los funcionarios del sistema penitenciario en Villa Clara. En otras palabras, usted era también responsable de las atrocidades que se perpetraran en cualquier prisión de esa provincia. Esto lo hace a usted cómplice del encubrimiento del crimen cometido contra mi tío, Osvaldo Medina Dulzaide, el 1º de agosto de 1994 en el Centro de Instrucción Penal Provincial de Villa Clara.
Mi tío era un ingeniero industrial que no había cumplido los treinta y tres años de edad. El tenía dos hijas pequeñas: Lisandra Medina de seis años y Gladys Beatriz Medina de cinco años. Un hombre como él, que amaba sus hijas, no las abandonaría suicidándose después de quince días de detención, como ustedes alegaron. El día de la visita mi sobrina Gladyz Beatriz vio sacar el cuerpo de su padre.
Si usted cumplía sus obligaciones tenía que haber estado completamente al tanto de lo que sucedió y de cómo se encubrió ese crimen. Cuando yo vi el cuerpo de mi tío a las once de la mañana de ese día, tenía hematomas en el tórax, en la rotula de la pierna izquierda y en el ojo derecho. Mi tío había sido salvajemente golpeado. Ustedes afirmaron que mi tío había fallecido a las siete a.m. pero a las once de la mañana ya demostraba la rigidez típica de por lo menos ocho horas de haber perdido la vida. Por dieciocho años han mentido sobre la hora, el lugar y la razón de su muerte.
En todo este tiempo nosotros exigimos infructuosamente que se investigara su muerte. Ustedes siempre negaron que él hubiera muerto en el Centro de Instrucción Penal de Villa Clara. La respuesta de la Seguridad del Estado siempre fue: Causa de defunción: Asfixia mecánica (Ahorcamiento). Hora de fallecimiento: 7:00 am. Lugar del Fallecimiento: Cuerpo de Guardia del Hospital Militar Comandante Manuel Fajardo de Santa Clara.
La verdad quedó al descubierto con la reciente solicitud de un acta de defunción en la que Ileana Yolanda Dumont González, Registradora del Registro del Estado Civil de Santa Clara, provincia de Villa Clara, certifica: Lugar del Fallecimiento: Unidad de Procesamiento Penal Villa Clara. Hora de Fallecimiento: 5:40 am. Tomo: 279 Folio: 263. Ni él murió en el Cuerpo de Guardia del Hospital Militar de Santa Clara como ustedes afirmaron, ni murió a las siete de la mañana como demostraba la rigidez del cadáver y ahora el acta.
Mi tío fue asesinado en la Unidad de Procesamiento Penal Villa Clara. Su jefe era el Mayor Carrazana, militar que estaba bajo su supervisión. Ese crimen se consumó bajo su jurisdicción y supervisión dos años antes de que usted renunciara como dice que hizo en 1996. Esto lo hace a usted un cómplice. El asesinato de mi tío trajo el luto a mi familia y dejó huérfana a dos niñas. Mientras viva no descansaré en denunciar a quienes lo mataron y a quienes encubrieron el crimen.
Usted dice que nunca le preguntaron su afiliación política durante su proceso migratorio a los Estados Unidos porque otros llenaron sus formularios. Usted parece ser un experto lavándose las manos. Escondió que era un alto oficial del aparato represivo castrista y un miembro del Partido Comunista y viajó cuatro veces a los Estados Unidos, en la cuarta se quedó y se hizo residente.
No vamos a construir La Nueva República con violencia, odios ni venganzas, pero tampoco callando los crímenes de este régimen. Sabemos que hay miles de oficiales del Minit y el Ejército que quieren un cambio en Cuba, pero la redención no se logra huyendo y mintiendo. Hay que denunciar a la dictadura que sirvieron y hay que ayudar al pueblo a salir de ella. El que no dice la verdad o calla le sigue sirviendo.
Mi tío fue asesinado en la Unidad de Procesamiento Penal Villa Clara. Su jefe era el Mayor Carrazana, militar que estaba bajo su supervisión. Ese crimen se consumó bajo su jurisdicción y supervisión dos años antes de que usted renunciara como dice que hizo en 1996. Esto lo hace a usted un cómplice. El asesinato de mi tío trajo el luto a mi familia y dejó huérfana a dos niñas. Mientras viva no descansaré en denunciar a quienes lo mataron y a quienes encubrieron el crimen.
Usted dice que nunca le preguntaron su afiliación política durante su proceso migratorio a los Estados Unidos porque otros llenaron sus formularios. Usted parece ser un experto lavándose las manos. Escondió que era un alto oficial del aparato represivo castrista y un miembro del Partido Comunista y viajó cuatro veces a los Estados Unidos, en la cuarta se quedó y se hizo residente.
No vamos a construir La Nueva República con violencia, odios ni venganzas, pero tampoco callando los crímenes de este régimen. Sabemos que hay miles de oficiales del Minit y el Ejército que quieren un cambio en Cuba, pero la redención no se logra huyendo y mintiendo. Hay que denunciar a la dictadura que sirvieron y hay que ayudar al pueblo a salir de ella. El que no dice la verdad o calla le sigue sirviendo.
Reverendo Santiago Medina Silabarría, miembro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Cuba Independiente y Democrática (CID).
Artículo publicado en La Nueva República, el semanario del CID en Cuba
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