Un testimonio personal desde un pequeño pueblo de Cuba
Les trataré de hacer un resumen breve sobre los últimos acontecimientos ocurridos en el occidente del país en cuanto a los hechos de represión en los que tanto yo como varios miembros de nuestra organización nos hemos visto envueltos.
El día 28 de septiembre recibimos la visita de unos amigos del exterior que nos impartieron una clase sobre computación a unos 10 miembros del Programa Cultural Libertad, estos dos jóvenes cuando salieron de la sede del movimiento fueron detenidos por emigración.
Ds días después se me detiene y me conducen al sector de la PNR de Briones Montoto, donde me entrevista un joven oficial del DSE que al parecer es uno de los que atiende nuestra actividad, ya que en varias ocasiones ha estado presente en otros interrogatorios.
Este oficial me interroga sobre el tema específico de la visita de los extranjeros a mi casa, yo les respondo que son unos amigos que conocí en la Habana a los que había invitado a almorzar aprovechando su estadía en la zona para conocer lugares turísticos.
Entonces tocó el tema del trabajo que estaba haciendo en el Semanario Nuestra Voz y la asesoría que le brindaba a La Nueva República, una publicación también semanal que hace el partido CID, este oficial dejó bien clara su posición que no es otra que no se permitirá a mi o a nadie influir en la mente de la sociedad civil cubana y hacerlo impunemente, que esto traería serias consecuencias.
El domingo de esa semana en horas de la noche desde los bajos del apartamento en que vivo con mis padres, mi esposa y mis dos hijos, unos muchachos de apenas 8 a 10 años y con el claro espíritu de buscar problemas en nombre de alguien, comenzaron a llamar a mi hija Yeneiffer de 11 años y a gritarle obscenidades como que le iban a meter el pene en la boca y en sus partes, esto como a cualquier padre me sacó completamente de razón y bajé las escaleras para meter en camino a los groseros agresores, pero había un grupo de personas preparadas para responder por ellos, de ahí surgió una disputa bastante acalorada entre ellos y yo, pero algunos vecinos viendo que la razón estaba de mi parte se pusieron de mi lado y no les quedó otro remedio que irse del lugar.
Fernando Martínez Calzadilla.
Director del programa Cultural Libertad.
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