Las leyendas de Raúl Castro y las pesadillas de los cubanos
Cuando tenía apenas 10 años en Manzanillo, mi madre nos compró una hermosa colección de 20 volúmenes: El Tesoro de la Juventud. Como no teníamos televisión o juegos de computadora, en casi un semestre nos habíamos leído todas las historias y leyendas de ese “tesoro”...
Entre las historias que descubrí en esta colección quedó grabada en mi memoria y en mi imaginación hasta ahora, con mis 74 años de edad, la leyenda de Rip Van Winkle (escrita por Washington Irving 1783-1859). Es la historia de un cazador de origen holandés que salió una tarde de otoño con su perro Wolf, y descubrió en lo más profundo del bosque un alegre grupo de enanos con el que comenzó a beber un delicioso vino...
Después de una buena siesta, el pobre Van Winkler descubrió que su perro había desaparecido, su fusil estaba oxidado al extremo y una larga barba cubría sus ropas rasgadas por la humedad... Pero su sorpresa fue aún mayor cuando regresó a su pueblo, donde no reconoció a nadie y nadie lo reconoció, su esposa había muerto desde hacía años y finalmente descubrió en su casa otro Rip Van Winkler: su hijo de 25 años!
Al final de la historia nos enteramos de que Rip Van Winkle había pasado 20 años durmiendo y que durante este período de ausencia, George Washington había hecho una revolución y había sustituido al rey de Inglaterra en los Estados Unidos...
Yo no he pasado 20 años durmiendo pero necesitaba que mi esposa y mis cuatro hijos conocieran la tierra donde nací y el mundo que mi corazón ha anhelado desde que salí de allí. Como Rip Van Winkler regresé a Cuba con mi familia el 26 de julio del 2014.
Aunque el gobierno cubano ya me había prohibido durante treinta años (¡30 años!) en cierta forma me sentía protegido por mi nuevo pasaporte cubano (emitido el 13 de mayo 2014 en La Habana) y la famosa "habilitación" de la cual habla la “Ley de Inmigración” . Esa Ley que permite regresar à los cubanos que como yo viven fuera desde hace 50 años y poder entrar y salir del país las veces que quieran. "Múltiple", decía el visado que los hermanos Castro requieren para los cubanos que viven en el extranjero (infame documento que prueba el menosprecio de las leyes elementales de la ciudadanía y de los derechos humanos sobre la libre circulación).
Protegido por esos documentos oficiales llegué al aeropuerto José Martí ese 26 de julio. Mi familia (todos franceses) pasaron el control pero al tocarme el turno, la aduanera llamo a su superiora. Me informaron rápidamente que no podía entrar en Cuba y que debía regresar a Paris en el mismo avión de Air France en el que había llegado. No pude siquiera ver a mis hermanos. (La hija del dictador en Jefe se fue a ver su mama enferma, pero yo no puedo entrar en Cuba). Hay opositores que entran y salen de Cuba sin problemas y yo que he sido un profesor universitario toda mi vida no podía entrar a Cuba.
El choque fue tremendo y la lección de esas que no se olvidan jamás: en Cuba la única ley vigente es la de los amos de “la finca” que deciden quién puede entrar y quien puede salir. Estamos marcados a hierro candente por tres letras “FCR”. Por donde quiera que vayamos todo el mundo sabe a quién pertenecemos, como ganado o caballos. Nuestros dueños son la Familia Castro Ruz!
El Gobierno promete certificados y promesas de respeto a los cubanos que quieran ir a Cuba a invertir. Raúl Castro promete protección y garantía de la propiedad a los extranjeros y cubanos que quieran venir y hacer negocios en Cuba. Esos “certificados” y promesas no tienen absolutamente ningún valor porque las leyes en Cuba como las del "mayoral" en la finca, solo comprometen a quienes las escuchan!
¿Dónde están las promesas hechas al pueblo de Cuba, "las vacas producirán más leche y nuestros quesos serán más sabrosos que los de Francia ", prometía Fidel en sus delirios paranoicos. ¿Dónde está esa leche cuando sabemos que hoy en día sólo los viejos tienen derecho a un simple yogur. Más de cien jóvenes cubanos llegaron a Francia en los años 60 para aprender a hacer queso en un país que hoy debe reservar esta leche a los turistas y a la nomenclatura. Y pobre de aquel que toque una vaca, porque son sagradas (como en India)! Incluso los agricultores no son más que los guardianes de este tesoro. ¿Hasta cuándo seguiremos soñando dejando a los mismos mentirosos que nos cuenten sus nuevas promesas de reformas? Que nuevas leyendas nos cuenta ahora Raúl, después de tantos cuentos de Fidel?
Ven a invertir en Cuba, dice el Gobierno, te prometo la libertad de la iniciativa empresarial: la propiedad privada está de regreso! Hasta que un día él decida cambiar las reglas del juego. ¿Por qué si antes fuimos considerados como "gusanos" ahora una simple promesa podría transformarnos en mariposas?
Después de 50 años de revolución y de leyendas todo se ha convertido en una horrible pesadilla y yo como Rip Van Winkler regresé a mi país donde soy un ajeno sin derechos.
Por Francisco Condis y Troyano,
Profesor Emérito de Economía en la Universidad de Lovaina y representante de Cuba Independiente y Democrática (CID) en Europa del Este.
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