BOLEROS PROHIBIDOS O LA HABANA SIN OLGA GUILLOT (Con videos)
Por Ernesto García Díaz*
Este 4 de diciembre, en la Fundación Hispano Cubana en Madrid, España, Armando López, un extraordinario hombre de la cultura cubana nos transportó al mundo del bolero. Lo tuve a mi lado y nos saludamos. No sabía que era el conferencista de esa noche. Su sencillez y buen humor contrastaban con sus atuendos negros.
En años de carrera profesional no me había sentido tan arrastrado como oyente por el lenguaje de un hombre enigmático para mi, cubano, periodista, crítico y productor de espectáculos, diría también profesor. Con su lenguaje, ilustraciones de imágenes panorámicas y con música nos transportó del presente al pasado, del hoy en el exilio a los Boleros prohibidos o La Habana sin Olga Guillot.
En su diálogo musical recordó: “Cuba es historia de revoluciones y de música”. Rememoró que en 1872, durante la guerra de independencia, cuando el general Calixto García atacaba a Holguín, los integrantes de la banda municipal continuaron tocando en medio del tiroteo. El general molesto por semejante acción les confiscó los instrumentos musicales.
¿Cómo entender a Cuba sin sus músicos? La Guillot se apareció en Santa Clara un día antes del show y su pianista, Bobby Collazo, aún no llegaba. El ágil empresario que la habia llevado salió a buscar a un muchachito de Mayajigua que estudiaba piano con Rita Chapú y se sabía todas las canciones de la Reina del Bolero.
Armando López fue guiándonos por la historia del bolero y de Cuba. Jean Paul Sartre reclamó: "Fidel, no sacrifiques esta generación". La generación que aún suspira por las canciones que les tocó vivir. El régimen en su fanatismo e inútil prisa por construir al hombre nuevo a cualquier costo, incluso el de la represión, cosechó el desencanto.
Pude comprender porque este digno cubano sentía profundo luto por la historia musical y artística cubana. El Bolero no se prohibió por el régimen castrista sino que fue asfixiado en forma programada. Sus estrellas fueron silenciadas, la nocturnidad de la Habana extinguida, las vitrolas destruidas o confiscadas.
El Bolero perdió protagonismo. Sus cantantes fueron sujetos a restricciones televisivas, pasaron al aislamiento. Abandonaron el país y nunca más se ha podido recomponer esa música bailable y amorosa. Los nuevos amos querían borrar el pasado y crear una nueva cultura de adulación a la “revolución y su líder”.
Así quedó una Habana sin Celia Cruz ni Olga Guillot. También sin Freddy ni La Lupe, consagradas después de 1959. Una Habana donde se instalaban cañones en el malecón, donde se cavaban trincheras para una guerra imaginaria. Ya Sartre lo había advertido: "Si los Estados Unidos no existieran, quizá la Revolución Cubana los inventaría".
En lo adelante el régimen distorsionaría y sacrificaría la historia y la cultura musical cubana desencadenándose más de 53 años de generaciones de boleristas sacrificados. La dictadura favorecía oficialmente a un nuevo tipo de música: La Nueva Trova.
Al concluir la conferencia le extendí la mano. Muchos de los presentes derramaron lágrimas, él como todos también había regresado al pasado y no pudo esconder las suyas. Me di cuenta que estaba ante un artista dimensionado en el tiempo y al cuidado histórico del Bolero. Un hombre sin pretensiones que describe su vida en pocas y humildes palabras:
“pretendí ser arquitecto, fui farandulero. Parrandeando caí en la editorial de libros. Quise ser escritor y acabé en la revista Opina. Adoro La Habana y vivo en New York. Me encanta el boniatillo y vivir la vida a ritmo de guaracha”.
Armando López, todos los cubanos debemos honrarlo.
Madrid, 5 de diciembre de 2012.
* Abogado, agricultor, Coordinador de Política Agraria del CID y representante de la Corriente Agramontista
Nota biográfica del conferenciasta: Armando López, en sus espectáculos ha experimentado con la fusión de géneros artísticos, mezclando actores, pintores y bailarines con las músicas culta y popular, en los teatros de La Habana: Karl Marx, Mella, Nacional; y en New York: Avery Fisher Hall, delLincoln Center, el Town Hall, el Manhattan Center. Fue fundador de la popular revista Opina,cerrada por el gobierno cubano en 1990, y del “Premio Girasol” a los artistas más populares de Cuba. En la televisión cubana escribió durante varios años el estelar del sábado Juntos a las 9.00, y el noticiero cultural Televista. Sus artículos y crónicas han sido publicados en España, Latinoamérica y Estados Unidos. Ha impartido conferencias sobre música popular cubana en el Instituto Cervantes de Nueva York y en University of Southern California (USC).
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