¿Dónde está la agricultura?
Continúa infructuosa la búsqueda de una solución “casera” para la agricultura. Conseguir que la producción agropecuaria cubana llene las tarimas en los mercados parece una misión imposible. Se han adoptado no pocas medidas legales con el objetivo inmediato de incrementar los resultados, pero en realidad se ha visto muy poco avance, cuando no ninguno.
Cuba debe importar buena parte de sus alimentos, y los cubanos deben gastar mucho más que su salario en alcanzar a cubrir esta necesidad esencial. Los productos que el Estado “subsidia” (como si algún Estado de por sí produjera algo) no alcanzan a cubrir la canasta básica, y es entonces que la gente común debe acudir a las tiendas en moneda fuerte o a un mercado donde el precio de una mísera libra de cebolla puede representar una faena completa para un salario promedio.
Es que, como todas las medidas que vienen dentro del “paquete raulista” de modificaciones, los cambios verdaderos que se necesitan son sistémicos y abarcan más allá de la sustitución de leyes sobre al tierra: Cuba necesita un avance efectivo hacia la democracia, porque la libertad es una condición no ya necesaria, sino indispensable para el progreso.
El régimen seguirá arando en el mar, intentando implementar cambios superficiales que mueren antes de nacer y que, en definitiva, no sacarán a Cuba de su miseria económica.
Artículo relacionado: “Síndrome del elefante” Diario Juventud Rebelde, 18 de mayo de 2014. Págs.4-5
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Por Víctor Ariel González
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