Del paternalismo estatal al total desamparo
Pinar del
Río, 8 de setiembre de 2016. Se ha anunciado recientemente un nuevo impuesto a
los trabajadores vinculados a empresas estatales, con el fin de contribuir a la
seguridad social. Durante la conferencia que hizo pública esta decisión que
comenzará a llevarse a cabo a partir del mes de octubre, se mencionó el
envejecimiento de la población económicamente activa y las consecuencias que
esto trae a la economía del país.
Se pudieran
poner numerables ejemplos, pero quiero referirme a un caso en particular de un
joven que desde su nacimiento sufre parálisis facial, retraso mental y tiene
trastornos psiquiátricos y de locomoción, su nombre es Osvaldo Hernández Suárez
y reside en el Kilómetro 1 y medio de la Carretera al Tejar, Las Ovas, Pinar
del Río. Este muchacho de 30 años de
edad, vive solo con su padre nombrado Rodobaldo Hernández, que ya traspasó los
límites de la tercera edad, pues cuenta con 69 años y ha sufrido cinco infartos
cardíacos. Hace más de dos años a Osvaldo le retiraron la
chequera de la que dependía para todos los gastos que corren en su hogar y que
malamente le servía para comprar las medicinas. Puede decirse que ellos viven
gracias a los vecinos, que le hacen la caridad de alimentarlos.
La Trabajadora Social que atiende la zona de Ovas,
argumentó que su padre podía mantenerlo, porque todavía puede trabajar; todo
ello a pesar de que Rodobaldo le mostró todos los documentos que posee de las
veces que ha sufrido infartos. Estos dos
seres humanos se sienten en un total desamparo porque no poseen recursos para
subsistir. La vivienda está en muy mal estado, con piso de tierra, sin baño ni
cocina; los pocos alimentos que consiguen los elaboran con leña, ni pensar en
recursos como carbón, hornilla eléctrica ni tampoco luz brillante. Aunque es
poco lo que tendrían que refrigerar, no tienen donde guardar y conservar los
alimentos. Carecen de los mínimos recursos para vivir, como sábanas para el
camastro donde duerme; ni siquiera tienen ropa y zapatos. Como Osvaldo no tiene
control de su organismo realiza sus necesidades en la cama o en cualquier otro
lugar donde esté.
No hay que ser médico para saber, que producto de su
deficiente estado nutricional, su vida y la de su señor padre corren peligro. Los vecinos de los alrededores son los únicos
que se conduelen de ver la triste situación que tienen estas pobres personas y
les brindan una pequeña ayuda compartiendo con ellos lo que tienen; porque ni
padre ni hijo reciben nada del gobierno o de alguna otra institución.
Rodolfo
quisiera que al menos lo atendieran en su condición de enfermo que se ocuparan
un poco de su hijo que ya hasta dejó de caminar y está postrado en uno de los
pocos muebles que tienen en su “choza”, una silla de palo. Como padre
manifiesta que su mayor preocupación es que viejo y muy enfermo, no sabe qué va
a pasar si él falleciera porque es todo para su hijo Osvaldo. Acrecienta su
sufrimiento el hecho de que no puede valerse por sí mismo, ya que no camina ni
siquiera habla para pedir algo cuando lo necesita.
¿Quién se va a responsabilizar por la vida de estos dos
hombres que existen en condiciones muy difíciles? ¿Es para esto que les
aumentaron los impuestos a los trabajadores? No obstante, lo cierto es que en
nuestro país existen muchos casos de este tipo, porque se terminó para siempre
la justicia social.
Por Daudy Hermelo Lago, Defensoría del Pueblo, Pinar del
Río
Foto, Daudy Hemelo en la Biblioteca Huber Matos que ella dirige.
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