La Cruz, Costa Rica. Este pueblito costarricense descansa en las colinas que miran hacia la panorámica Bahía de Salinas en el Pacífico Norte del país, inmediato a la frontera con Nicaragua.
Llegamos en la mañana y los cubanos ya estaban en todas partes, en los parques, en las aceras y en los refugios improvisados. Muchos con la mirada distante como si no tuvieran idea de cuál será su destino en las próximas semanas o meses. Saben que están atrapados por una maniobra injustificable del régimen sandinista que les impide su paso por Nicaragua. Sospechan que la dictadura castrista está detrás de esto. Algunos temen que en México -si es que llegan- los puedan detener y devolver a Cuba y dicen preferir la muerte que volver a la Isla. Se sienten en el limbo y conocen al castrismo lo suficiente como para medir sus declaraciones a la prensa.
Voluntarios y trabajadores de la Cadena Radial Costarricense
Llegamos con un cargamento de comida, agua y todo tipo de asistencia gracias a una campaña de la Cadena Radial Costarricense, que por varios días se hizo eco del sentimiento de simpatía y solidaridad de los ticos ante la agresión de la guardia nicaragüense contra gente desarmada e inocente que trató de cruzar su territorio camino a los Estados Unidos. Todos se sienten profundamente agradecidos con los costarricenses, con su Presidente y con las instituciones que los atienden. Sobre un improvisado escritorio una funcionaria de migración les extendía su estadía con un cuño en el pasaporte mientras les dirigía palabras de aliento.
Con nuestros compatriotas
¿Quiénes son? Son en su mayoría jóvenes que salieron de Cuba porque allí no hay derechos ni oportunidades sino abusos y corrupción. Aunque una corriente de opinión los señala como inmigrantes económicos sin ningún interés en los asuntos políticos, me esperaba una sorpresa. Al escuchar mi nombre, uno de ellos me preguntó si era familia del Comandante Huber Matos y cuando le dije que era su nieto, con simpatía y escepticismo me pidió una identificación. La vio, la enseñó y con una sonrisa de confianza les dijo, ¡es verdad!, es verdad! Uno muy listo me dijo: pero usted es costarricense y se echaron a reír con aprobación cuando le dije “oye, yo soy cubano aunque hubiera nacido en la China”.
Entonces, en confianza, comenzó la sesión de historia y de política. Uno de ellos, que había leído el libro Cómo llegó la noche, explicaba con elocuencia lo que había sucedido entre Fidel, Camilo y Huber Matos. Otros agregaban información de un video que habían visto o el relato de un familiar o un amigo, los demás escuchaban con interés. El grupo creció y, unos con más detalles y otros con menos, contaban las injusticias que sufrieron en Cuba. Después que nos ayudaron a bajar las donaciones, que recibió Sor Adelina en el Centro Pastoral Héctor Morera. Conversé con varios enfermos que expresaron su satisfacción con los médicos y los medicamentos que se les proporcionan como de la asistencia humanitaria costarricense.
¿Qué quieren? Recuperar el tiempo perdido. Reunirse con sus familiares en los Estados Unidos y trabajar. Están desesperados por la espera y por lo que han pasado. Se han dado cuenta de que un trabajador costarricense gana en un día lo que ellos ganaban en un mes en Cuba. Saben que en Cuba fueron explotados durante toda su vida. Algunos se preocupan porque ya se están quedando sin dinero, otros se ve que no tienen nada. El grupo estaba alarmado porque la policía había arrestado a uno de los cubanos manejando sin licencia y con tragos: ¡Eso es una barbaridad, nos perjudica a todos, hasta se lo llevaron preso! También querían saber la opinión que tiene el exilio de ellos, mostraban preocupación por este aspecto. Alguien dijo: aquí hay algunos individuos que no son buenos pero la inmensa mayoría lo que queremos es trabajar y reunirnos con nuestra gente.
Nos despedimos dejando gente inolvidable en aquel lugar. Ellos son una pequeña parte de la terrible y prolongada crisis provocada por más de medio siglo de dictadura en Cuba.
Dr.Huber Matos Garsault
San José, Costa Rica,