martes, 22 de septiembre de 2015

El mensajero de la pobreza


El espectáculo papal, como siempre, llevó su pedagogía eclesial al “pueblo de Dios”. Los que amamos la libertad y luchamos por ella nos quedamos esperando por el mensaje a los que gobiernan a ese pueblo, porque más allá del discurso breve de la homilía; más allá del alcance de las palabras y sus intenciones disimuladas, lo cierto es que la tiranía lavó sus manos manchadas de sangre en una fiesta que convocó a una fe que siempre persiguió.

La Plaza José Martí se convirtió en una auténtica Babel. Religiosos de diferentes credos (y sin credo también) asistieron al evento, que estuvo presidido por la imagen de un Cristo de brazos abiertos cuya casi desnudés era suficiente para avergonzar el aparatoso y excesivo ropaje de sus ministros.

El jefe de la iglesia católica se refirió en su discurso a la importancia del servicio e insistió en la necesidad de entender la misión humana de disponer el espíritu para la acción a favor de los demás, sobre todo los más frágiles, y concluyó su homilía con una expresión casi lapidaria en la que afirmaba que “quien no vive para servir no sirve para vivir”.

Las palabras del jefe del Estado Vaticano estuvieron cargadas del típico populismo con el que las religiones y los socialismos cautivan a las multitudes enajenadas por la pobreza que les imponen los gobiernos corruptos que saquean sus riquezas en nombre de sus políticas mesiánicas. 

El Papa Francisco instó a los fieles a permanecer “junto a la cruz” de los que sufren. En su llamado a servir, convocó a ese altruismo irresponsable con el que los populistas pretenden resolver la miseria que ellos mismos crean; pero nada dijo el “Santo Padre” del respeto a las libertades y derechos individuales que necesitan los seres humanos para generar riquezas y que garantizan el desarrollo y la prosperidad de los pueblos.

El Obispo de Roma, apoyado por una amplia cobertura gubernamental, trajo al pueblo cubano un mensaje exaltado a favor de la pobreza. Un discurso depresor y estresante convocó a los fieles, y a cuantos lo escucharon, a abandonar las riquezas materiales y a convertirse en “pobres como Jesucristo”.

El sucesor de Pedro concluirá su visita a Cuba y llegará a los Estados Unidos, donde también bendecirá a las autoridades, y a un pueblo que prefiere la prosperidad de un capitalismo injusto a la miseria de un socialismo bondadoso que sacrifica el bienestar de sus ciudadanos para servir a la pobreza ajena.

Esperemos que cuando concluya su campaña proselitista pastoral en favor de la pobreza, el Vicario de Cristo venda las multimillonarias riquezas que atesora el vaticano, y emprendiendo una nueva peregrinación pastoral sin papamóvil ni guardaespaldas, comience a caminar entre los sufridos de este mundo aliviando sus multimillonarias miserias, “en el nombre del que todo lo dio para salvarnos”.


Por Ernesto Aquino

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1 comments:

PANCHO dijo...

Magnifico y acertado, Ernesto: venir a hablar de pobreza a un pueblo que la vive por causa de un gobierno despótico es una burla si no una desfachatez.
La estrategia del Papa Francisco (que es la misma que la del cardenal Jaime Ortega) me recuerda a Pío XII frente a Hitler y los judíos: quedarse callado para salvar "SU" iglesia.
El Papa Francisco, paradójicamente, dice que tiene un mensaje para los pobres y sin embargo su mensaje esta contra los principios de la "teología de las realidades terrenas" y la "Teología de la Liberación “que sustentan esa corriente espiritual: en realidad se trata de un mensaje fuera de la realidad política y social que los verdaderos pobres de Cuba no entienden.
Al declarar (para salir del atolladero) como lo hace su Cardenal Ortega que "la Iglesia no está para derrocar regímenes políticos, sino para convertir los corazones," el Papa olvida que, en realidad, los pobres de Cuba son los fieles católicos perseguidos implacablemente por la policía política de Raúl Castro. Francisco mira del otro lado ya que él sabe que las 'Damas de Blanco' son golpeadas sistemáticamente y "repudiadas" todos los domingos precisamente al salir de la misa.
Pero su mensaje parece haber convertido un solo corazón: el corazón del déspota (Raúl) quien ha declarado descaradamente que quiere creer y que tal vez ira de nuevo a la misa dominical. Esperemos que no vaya a la misma iglesia que las Damas de Blanco

22 de septiembre de 2015, 13:00

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